OPINIÓN: El Sistema de Pensiones dominicano (Régimen Contributivo), una mirada al debate actual
![]() |
Jorge Miguel Mateo Reyes, Abogado. |
Por
Jorge Miguel Mateo Reyes
Desde
el inicio del estado de emergencia por el COVID-19, se ha promovido en la
palestra pública la idea del uso de hasta el 30% de los fondos acumulados por
los trabajadores formales en las distintas administradoras de fondos de pensiones;
dicha propuesta con el objetivo de palear la posible crisis económica
individual de cada trabajador por la pandemia.
La
propuesta ha tenido muchos defensores y ha concitado cierto apoyo, pues es
lógico que el trabajador quiera hacer uso de su “ahorro” obligatorio en tiempos
de incertidumbre económica. Pero más que por la realidad actual, la idea de que
sea tan atractiva la propuesta, a mi entender, es por el deficit de
credibilidad y confianza que tienen actualmente las administradoras de fondos
de pensiones y el mismo sistema. Procedo a explicar dicha consideración en las
próximas líneas.
El
sistema de pensiones actual (o nuevo Sistema de Pensiones), fue implementado a
partir de la Ley No. 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social.
Entre otras cosas, en dicha ley se establece el régimen contributivo el cual
está basado en la capitalización individual a partir de los aportes depositados
en una cuenta propiedad del “afiliado” (trabajador). Dichos aportes son una
combinación de pagos efectuados por los trabajadores (30%) y los empleadores
(70%).
Al
cabo de 360 cuotas/aportes
realizados -en principio, en razón de 1 por mes- y mínimo 60 años de edad,
salvo excepciones, el trabajador podrá obtener su esperada y ansiada “pensión
por vejez”, lo cual implica trabajar casi de manera ininterrumpida en el
mercado laboral formal.
Es
decir, el trabajador delega, de manera obligatoria, su capacidad de
administración de sus “ahorros” en una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP)
bajo la presunción de que esta podría lograr mayor rentabilidad, ya que las
AFPs tendrían acceso a ciertos instrumentos financieros, que por tema de
recursos, estarían vedados al trabajador promedio; lo anterior, sin
introducirnos en la capacidad de ahorro que tendría que tener el trabajador
dominicano.
Ahora
bien, la realidad actual es que el trabajador promedio no percibe qué se hace
con su dinero, no lo comprende. En países con similares sistemas de pensiones,
es constante la publicidad sobre, por ejemplo, los proyectos ejecutados con
fondos de pensiones (incluyendo proyectos de infraestructura vial, viviendas,
etc.), pero aquí…
Asimismo,
la falta de confianza se profundiza con los constantes reportes sobre como el
trabajador promedio no lograría una pensión digna por vejez al momento de
retirarse, en algunos casos la pensión ni alcanzaría los RD$10,000, lo cual se
traduce en que el sueño que venden las AFPs sobre una “buena administración” es
deficiente.
Dichos
reportes en muy pocos casos son refutados por las AFPs, siendo un deber de
estas defender su gestión, no del gobierno, pues son empresas privadas. Esta
dejadez por parte de las AFPs en aumentar la confianza de los trabajadores en el
sistema puede deberse a que como los “aportes” son obligatorios, a quien hay
que captar no es al trabajador, aun cuando sea el beneficiario final, sino al
empleador, por ende, el objetivo de las AFPs es atraer a empleadores (mucho de
los cuales están diseñando día a día su propio plan de pensión al margen del
sistema) por ende, no hay incentivo alguno en explicar el funcionamiento del
sistema, contrarrestar los reportes sobre un futuro incierto y mucho menos
aumentar la fe en el sistema.
Dado
esto, el trabajador más que un sentimiento de colaborar con el sistema,
producto de la imposición/retención
de ingresos conjuntamente con la incertidumbre de que en realidad en 30 años
podrá depender de una pensión se genera un sentimiento de inconformidad,
desapego y deseo de modificación de dicha realidad; sentimiento el cual es
entendible y por ende es necesario, en su momento, discutirlo.
Es
necesario entender que el sistema de pensiones al igual que el monetario
financiero (bancario) se basa en la confianza, por lo que si no hay confianza
en tu prestadora (AFP), la relación se erosiona y por ende hay más espacio a
propuestas de todo tipo, incluyendo las propuestas populistas como la que
actualmente se discute.
En una próxima entrega pretendo continuar el
análisis de este sistema así como ampliar sobre mi afirmación de que la
propuesta actual no implica una modificación estructural así como tampoco con
ella se lograría satisfacer el deseo de los trabajadores.
No hay comentarios